jueves, 27 de octubre de 2011

Fugaz pensamiento en esta parte del camino

Este es el punto, el tiempo, el momento en el que las decisiones se ordenan de manera yuxtapuesta.

Donde hay que pensar dos veces si volver a amar, porque se sabe que la vida ya no trata de forma tierna.

Es el tiempo en el que no estamos tan maduros como para que la dureza nos impida sentir ni tan ingenuos como para lanzarnos a cuanta aventura se nos ponga cerca.


Y es el pasado no muy cargado el que saluda desde ahí nomás y también está el futuro, aún extenso, pero se torna temible al pensar qué vendrá.

Claro, y ahora es cuando la conciencia se hace la valiente diciendo que “al final todo sale bien” y que “Dios está en control”. ¡Pero claro que es así! A eso ya lo sé pero tengo ganas de sumergirme en un pozo lleno de agua, tocar fondo y dejarme llevar de nuevo hacia la superficie para volver a respirar. De eso tengo ganas: de dejarme llevar; pero lo que impide, al parecer, es más fuerte que las mismas ganas.

Y eso no duele, pero atonta. Y el atontamiento acompañado del miedo, casi siempre, son los únicos compañeros que nos permitimos llevar cuando nos encontramos en ese punto, tiempo y momento donde las decisiones se ordenan de manera yuxtapuesta. Donde hay que pensar dos veces si volver a amar, porque se sabe que la vida ya no trata de forma tierna….


jueves, 20 de octubre de 2011

Nena, saludá que de este cuento nos vamos...

-         Bueno nena, saludá a la nada que nos vamos de este cuento.
-         ¿Por qué?
-          A ver… contestame vos por qué. ¿Acaso sucedió algo tan importante como para que nos quedemos?
-          (silencio y mirada al suelo)
-         Me alegra que estemos de acuerdo.
-         Pero quizás haya algún motivo que justifique su ausencia…
-         Su ausencia, su olvido, su desatención… ¿su impaciencia?
-         Entiendo… pero no me quiero ir, quizás regrese y haga algo que demuestre que valió la pena.
-         ¿Si? ¿Cuándo? ¿Cuántos más? No querida, así no debe ser. Ya aprenderás a no ser tan ingenua.
-         No, ¡no quiero dejar de ser ingenua!
-         Entonces te romperán el corazón.
-         Lo repararé.
-         Cuando quieras hacerlo ya habrás perdido el valor, las fuerzas y la confianza.
-         No importa. Alguno no marchito algún día aparecerá.
-         Está bien, seguí esperando pero de acá me voy.
      
      Empezó a llover, una partió bajo su paraguas, su sobretodo y una bolsa de nylon especial para no mojarse ni un pelo de la cabeza. La otra quedó mojada hasta los tuétanos esperando vaya a saber qué. Como la loca del muelle de San Blas pero en otra parte, en otro planeta donde se espera que los colectivos pasen vacíos y te lleven al fin del mundo.
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