sábado, 5 de septiembre de 2015

No patees, caballito

UN ESCRITO Y UN BRINDIS POR LAS VECES QUE ES MEJOR BAJAR LA GUARDIA Y ACARICIAR EL CABALLO, AUNQUE SEPAMOS QUE EL PELIGRO VIVE EN ÉL. SALUD.

A las patadas les tuve miedo siempre,
no hay novedad en decirte que te esquivo 
porque sé muy bien
en qué lugar pararme para que tu golpe sea mejor.

Las patadas son como las moscas,
aparecen cuando una está tranquila,
mirando por la ventana o tomando lo poco y tibio que le queda a un café.

Las patadas son nocivas o casi nocivas.
Son crueles 
y desvariadas,
son repentinas:
como granizo de verano que no se anuncia en el radar.

Así son y así me la podrías dar vos,
recién llegado,
que jurás y perjurás que "jamás", 
pero eso ya me los han contado.

Oí promesas de todo tipo 
y acá, como las viejas, ando, 
coja y mal trecha pero ando.

Me das tu mano, te doy la mía
y va a pasar buen tiempo 
hasta que la sospecha deje de ser concebida.

Pues que la confianza se gana 
y en un ronda mal jugada todo cambia.


Y te estás llevando lo vacante y yo, tan tonta, 
pongo solo tu nombre 
en todos los numeritos a sortear.
Las Vueltas de mi Ombligo. Todos los derechos reservados. © .