domingo, 29 de diciembre de 2013

Nene, me insomniás

Veinticinco millones de personas hoy no se pueden dormir porque algo lindo les pasó
Y vos tan allá, y yo tan acá, en vez de estar en el mismo lugar.

(Estaríamos) vos con la sonrisa más linda y yo mirándote.

Porque aunque nunca te lo haya dicho vos tenés la mejor sonrisa de todas las bocas.

Y cada vez que te veo espero que alguien diga algo gracioso para admirarte, desde lejos
Y sacarte una foto usando mis párpados de obturador.

¿Sabías que cuando sonreís se te sonrojan un poquito los cachetes?

Tus dientes parecen soldaditos en fila que disparan magia cuando los mostrás.

Te vi sonreír  y quizás esté dentro de las veinticinco millones de personas que hoy no se pueden dormir porque algo lindo les pasó.


Quizás sea tu sonrisa o quizás sea el calor.

martes, 26 de noviembre de 2013

Cómo mantener a tu hombre interesado

Lejos de cualquier tip cachondo de revistas cosmopolitas, lo que vas a leer a continuación es la base de una relación interesante e interesada, basada en lo que realmente es necesario mantener para llegar a buen término. Apto para mujeres y hombres de toda edad, he aquí, la carta que un padre le escribió a su hija:

“Querida Hija:
Recientemente, tu madre y yo estábamos buscando algo en Google. A la mitad de escribir la pregunta, Google nos mostró una lista con las búsquedas más populares en el mundo. La búsqueda más popular en la lista era ‘Cómo mantenerlo interesado’.
Me sorprendió. Revisé varios artículos de la incontable cantidad que aparecieron acerca de cómo ser sexy y sexual, cuándo llevarle una cerveza en vez de un sándwich y las formas de hacerlo sentir más inteligente y superior.
Me enfurecí.
Pequeña, esto no es, nunca ha sido y nunca será tu trabajo -’mantenerlo interesado’.
Pequeña, tu única tarea es saber muy dentro de tu alma –en ese lugar inquebrantable que no se transforma por el rechazo, la pérdida o el ego- que tú eres digna de interés. (Si puedes recordar que todos también son dignos de interés, estarás por ganar la batalla de tu vida. Pero esa es otra carta para otro día.)
Si puedes estar segura de que vales en este sentido, serás atractiva en la manera más importante del mundo: atraerás a un chico que sea digno de tu interés y que también querrá pasar su vida invirtiendo todo su interés en ti.
Pequeña, quiero decirte algo acerca del hombre que no necesita que lo mantengan interesado, porque él sabe que tú eres interesante:
No me importa que ponga los codos en la mesa –siempre y cuando él ponga sus ojos en la manera en que tu nariz se frunce cuando sonríes. Y que luego no puede dejar de ver.
No me importa si no puede jugar golf conmigo –siempre y cuando él pueda jugar con los hijos que le des y disfrute todas las formas gloriosas y frustrantes en las que se parecen tanto a ti.
No me importa que no persiga el dinero –siempre y cuando él persiga su corazón y siempre lo lleve de vuelta a ti.
No me importa si es fuerte –siempre y cuando él te dé espacio para ejercitar la fuerza que hay en tu corazón.
No me podría importar menos si vota –siempre y cuando se levante cada mañana y te elija un lugar de honor en tu casa y un lugar para venerarte en su corazón.
No me importa el color de su piel –siempre y cuando él pinte el lienzo de sus vidas con pinceladas de paciencia, sacrificio, vulnerabilidad y ternura.
No me importa si fue educado en esta religión o en otra o en ninguna –siempre y cuando haya sido educado para valorar lo sagrado y para saber que cada momento de la vida y cada momento que pase contigo es algo profundamente sagrado.
Al final pequeña, si te topas con un hombre como ese y parece que él y yo no tenemos nada en común, en realidad tendremos en común lo más importante:
Tú.
Porque al final, pequeña, la única cosa que debes hacer para ‘mantenerlo interesado’ es ser tú misma.
Tu hombre eternamente interesado
Papá“
Originalmente en el Blog de Kelly Flanagan (el autor) 
http://drkellyflanagan.com/2013/04/17/a-daddys-letter-to-his-little-girl-about-her-future-husband/

domingo, 10 de noviembre de 2013

"Amigos por el Viento", de Liliana Bodoc

Hace un par de días tuve la fortuna de asistir a una charla que mantuvo la escritora Liliana Bodoc en General Alvear, Mendoza. Renombrada y reconocida por su pluma épica. Sencilla y llena de gracia. 
Hoy te invito a leer el primer cuento que desarme a puros golpes de vista en breves pero intensos minutos. Lo comparto porque aparece en PDF autorizado y de libre descarga. Espero que lo disfrutes.


"Amigos Por El Viento"
Liliana Bodoc



veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas. Cuando la vida se comporta de ese modo, se nos ensucian los ojos con los que vemos. Es decir, los verdaderos ojos. A nuestro lado, pasan papeles escritos con una letra que creemos reconocer. El cielo se mueve más rápido que las horas. Y lo peor es que nadie sabe si, alguna vez, regresará la calma.

Así ocurrió el día que papá se fue de casa. La vida se nos transformó en viento casi sin dar aviso. Recuerdo la puerta que se cerró detrás de su sombra y sus valijas. También puedo recordar la ropa reseca sacudiéndose al sol mientras mamá cerraba las ventanas para que, adentro y adentro, algo quedara en su sitio.

–Le dije a Ricardo que viniera con su hijo. ¿Qué te parece?

–Me parece bien –mentí.

Mamá dejó de pulir la bandeja, y me miró:

–No me lo estás diciendo muy convencida...

–Yo no tengo que estar convencida.

– ¿Y eso qué significa? –preguntó la mujer que más preguntas me hizo a lo largo de mi vida.

Me vi obligada a levantar los ojos del libro:

–Significa que es tu cumpleaños, y no el mío –respondí.

La gata salió de su canasto, y fue a enredarse entre las piernas de mamá.

Que mamá tuviera novio era casi insoportable. Pero que ese novio tuviera un hijo era una verdadera amenaza. Otra vez, un peligro rondaba mi vida. Otra vez había viento en el horizonte.

–Se van a entender bien –dijo mamá–. Juanjo tiene tu edad.

La gata, único ser que entendía mi desolación, saltó sobre mis rodillas. Gracias, gatita buena.

Habían pasado varios años desde aquel viento que se llevó a papá. En casa ya estaban reparados los daños. Los huecos de la biblioteca fueron ocupados con nuevos libros. Y hacía mucho que yo no encontraba gotas de llanto escondidas en los jarrones, disimuladas como estalactitas en el congelador. Disfrazadas de pedacitos de cristal. “Se me acaba de romper una copa”, inventaba mamá que, con tal de ocultarme su tristeza, era capaz de esas y otras asombrosas hechicerías.

Ya no había huellas de viento ni de llantos. Y justo cuando empezábamos a reírnos con ganas y a pasear juntas en bicicleta, aparecía un tal Ricardo y todo volvía a peligrar.

Mamá sacó las cocadas del horno. Antes del viento, ella las hacía cada domingo. Después pareció tomarle rencor a la receta porque se molestaba con la sola mención del asunto. Ahora, el tal Ricardo y su Juanjo habían conseguido que volviera a hacerlas.

Algo que yo no pude conseguir.

–Me voy a arreglar un poco –dijo mamá mirándose las manos–. Lo único que falta es que lleguen y me encuentren hecha un desastre.

– ¿Qué te vas a poner? –le pregunté en un supremo esfuerzo de amor.

–El vestido azul.

Mamá salió de la cocina, la gata regresó a su canasto. Y yo me quedé sola para imaginar lo que me esperaba. Seguramente, ese horrible Juanjo iba a devorar las cocadas. Y los pedacitos de merengue se quedarían pegados en los costados de su boca. También era seguro que iba a dejar sucio el jabón cuando se lavara las manos. Iba a hablar de su perro con el único propósito de desmerecer a mi gata.
Pude verlo transitando por mi casa con los cordones de las zapatillas desatados, tratando de anticipar la manera de quedarse con mi dormitorio. Pero, más que ninguna otra cosa, me aterró la certeza de que sería uno de esos chicos que, en vez de hablar, hacen ruidos: frenadas de autos, golpes en el estómago, sirenas de bomberos, ametralladoras y explosiones.

–¡Mamá! –grité pegada a la puerta del baño.

–¿Qué pasa? –me respondió desde la ducha.

–¿Cómo se llaman esa palabras que parecen ruidos?

El agua caía apenas tibia, mamá intentaba comprender mi pregunta, la gata dormía y yo esperaba.

–¿Palabras que parecen ruidos?–repitió.

–Sí. –Y aclaré– Pum, Plaf, Ugg...

¡Ring!

–Por favor –dijo mamá–, están llamando.

No tuve más remedio que abrir la puerta.

–¡Hola! –dijeron las rosas que traía Ricardo.

–¡Hola! –dijo Ricardo asomado detrás de las rosas.

Yo miré a su hijo sin piedad. Como lo había imaginado, traía puesta un remera ridícula y un pantalón que le quedaba corto. Enseguida, apareció mamá. Estaba tan linda como si no se hubiese arreglado. 

Así le pasaba a ella. Y el azul le quedaba muy bien a sus cejas espesas.

–Podrían ir a escuchar música a tu habitación –sugirió la mujer que cumplía años, desesperada por la falta de aire. Y es que yo me lo había tragado todo para matar por asfixia a los invitados.

Cumplí sin quejarme. El horrible chico me siguió en silencio. Me senté en una cama. Él se sentó en la otra. Sin dudas, ya estaría decidiendo que el dormitorio pronto sería de su propiedad. Y que yo dormiría en el canasto, junto a la gata. No puse música porque no tenía nada que festejar. Aquel era un día triste para mí. No me pareció justo, y decidí que también él debía sufrir. Entonces, busqué una espina y la puse entre signos de preguntas:

–¿Cuánto hace que se murió tu mamá?

Juanjo abrió grandes los ojos para disimular algo.

–Cuatro años –contestó.

Pero mi rabia no se conformó con eso:

–¿Y cómo fue? –volví a preguntar.

Esta vez, entrecerró los ojos.

Yo esperaba oir cualquier respuesta, menos la que llegó desde su voz cortada.

–Fue..., fue como un viento –dijo.

Agaché la cabeza, y dejé salir el aire que tenía guardado. Juanjo estaba hablando del viento, ¿sería el mismo que pasó por mi vida?

–¿Es un viento que llega de repente y se mete en todos lados?, pregunté.

–Sí, es ese.

–¿Y también susurra...?

–Mi viento susurraba –dijo Juanjo–. Pero no entendí lo que decía.

–Yo tampoco entendí. –Los dos vientos se mezclaron en mi cabeza.

Pasó un silencio.

–Un viento tan fuerte que movió los edificios –dijo él–. Y eso que los edificios tienen raíces...

Pasó una respiración.

–A mí se me ensuciaron los ojos –dije.

Pasaron dos.

–A mí también.

–¿Tu papá cerró las ventanas? –pregunté.

–Sí.

–Mi mamá también.

–¿Por qué lo habrán hecho? –Juanjo parecía asustado.

–Debe haber sido para que algo quedara en su sitio.

A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas.

–Si querés vamos a comer cocadas –le dije.


Porque Juanjo y yo teníamos un viento en común. Y quizás ya era tiempo de abrir las ventanas.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Me exasperan las elecciones...

Este blog no se caracteriza por la denuncia, a menos que sea por un desengaño amoroso, pero la ocasión política actual amerita este pequeño espacio dedicado a despotricar contra las formas de comunicación que se estila en este tiempo. Es un texto publicado primeramente en mi perfil de Facebook.

"República Argentina. Octubre de 2013. Llegan las elecciones legislativas: las calles se llenan de pegadizos jingles, de pancartas, cartones con fotos de personas de apariencia noble y todos los días aparece algún folleto distinto por debajo de la puerta. Ahora bien, pregunto, con todo el dinero que gastan en propagandear y ensuciar la ciudad, ¿no podrían construir techos y baños en más de una escuela local que lo necesita? ¿Ayudar a los enfermos? ¿A los niños y ancianos?
Acá va un ejemplo de acción que revertiría mi enojo: si Pepito Honguito ayuda a mi vecino en "x" necesidad, mi vecino me va a contar, yo replicaré la anécdota entre los míos y así sucesivamente. Política virilizada.
Un cartel o un jingle solo hace mover el cuerpo, un retrato fotográfico no persuade.
La movilización, por no llamarla circo, debería hacerse todo el año durante todos los años de la gestión no cuando llega el mes de las votaciones. No he visto políticos ni sus seguidores limpiando basurales, ayudando en hogares o asilos ni arreglando escuelas. No digo que ningún político realice estas acciones, sino que denuncio la pésima inversión monetaria y la mala gestión de la comunicación en épocas no electivas.
Y, ya que estoy despotricando, digo que son igual de ridículos quienes gestan campañas como la de Cabandié-Mosquera y aquellos ciudadanos que se prenden en esas redadas.
"


martes, 15 de octubre de 2013

Tan Simple.


www.bellvillesensible.com.ar

lunes, 30 de septiembre de 2013

"Habrá Primavera", de Pablo Pastorella (audio)

Hoy no te invito a leer, hoy te invito a escuchar. Sucede que me gustó un poema y, gracias a la tecnología de los pocos clicks, lo grabé en el celular y lo subí "al toque". 
Este poema estaba en una de las últimas páginas del diario Los Andes, en la edición impresa del sábado 28 de septiembre de 2013. 
Lo escribió el mendocino Pablo Pastorella. 




miércoles, 25 de septiembre de 2013

Escribir nos cura el alma

Me crucé con un link que afirma la importancia de la literatura pero en su función terapéutica: escribir como herramienta para sanar heridas y cerrar ciclos o duelos internos. Comparto la experiencia relatada por el mismo Hernán Casciari.  (Fuente: Orsai Blog)

VIDA PRIVADA

Historia de una foto

HERNAN CASCIARI, MIÉRCOLES 18 DE SEPTIEMBRE, 2013

«Estoy en San José de Costa Rica y llueve. Acabo de pedir un café y abro la portátil. De repente aparezco etiquetado en una foto de Facebook y pienso que se trata de un error...»
Así empieza mi relato en la Orsai N15, que se llama «Gaussian blur». No estaba planeado que escribiera ese texto, sino otro.
De hecho, ya casi estábamos en el cierre de la revista y yo estaba en Centroamérica, en un hotel muy lindo.
Desayunaba, y me entró un mail de mi señora madre.
—«Para vos, Hernán», decía.
Hago clic en el enlace, que me manda al Facebook de Chichita. De repente, foto a toda pantalla.
Es una foto desconocida absolutamente por mí, en donde mi papá me tiene a upa.
 Me pasa algo rarísimo en el cuerpo.
Chichita no tenía la menor idea, pero desde que murió, en julio de 2008, es la primera vez que miro una foto de mi papá sin desenfocar los ojos. (Por eso el texto se llama Gaussian blur).
Me inmoviliza, por la espalda, un ataque de llanto. Nunca lo vi venir. Nunca la tristeza me había llegado tan de improviso.
Una hora y media después estoy en la habitación del hotel, con unos kleenex de puto al lado, escribiendo de una forma insana, salvaje y personal.
Pantalla partida: de un lado el doc y del otro la foto. Tengo dos años en la foto; mi papá tiene veintinueve.
Escribo sin mirar el monitor. Solamente las teclas, como si estuviera castigado. Miro para abajo, no me importa la puntuación. Después corregiré, me digo. Y de todas formas no importa porque no es un cuento, ni un ensayo, ni una crónica.
¿Qué es? No sé. Pero tengo que seguir escribiendo hasta que se me pasen las ganas de llorar. Es lo más parecido a escribir sin lógica, desde lo más profundo de un pozo.
No había llorado por la muerte de Roberto Casciari hasta ese momento, en un hotel de San José. Cinco años de tapón sentimental, ni siquiera voluntario.
Fue así, a muchos nos pasa. Pero el regreso al llanto fue intenso, y muy raro. Y más raro todavía fue escribir en ese estado de indefensión.
Se suele recomendar (y yo creo en ese consejo) no escribir nunca desde la inestabilidad, porque lo que surge es confuso. Lo mejor, dicen, es dejar pasar el tornado y recordar el clima ventoso en la narración.
Esta vez no pude hacer caso al consejo. La cabeza y las teclas iban solas: yo era solamente un tipógrafo de algo que me estaba enloqueciendo por adentro.
Hacía años que no escribía de esa forma. Todavía no sé si sirve como ejercicio literario, pero sí me sirvió como el cierre tardío de un duelo personal.
Ahora, hace un rato, acaban de llegar las Orsai N15 a España, y veo la doble página donde empieza ese relato. María, la directora de arte, decidió poner la foto sola antes del texto, sin palabras. Ni título ni entradilla. Solamente la foto de ese verano.
Me gustó su idea minimalista cuando la vi en pantalla. Pero ver esa foto silenciosa en el papel es diferente, impone muchísimo más. Es la antesala de un grito.
Increíble para lo que puede servir la literatura: ya no tengo que desenfocar los ojos para ver una foto de mi papá.
Eso sí, me cuesta un montón dar vuelta esas dos páginas y empezar a leer el contenido. Pasará un tiempo hasta que pueda releer lo que escribí en San José esa mañana.
Solo recuerdo unos borbotones de letra, y de llanto, que no me ocurrían desde hace muchos años.
Y que me llenaron de alivio.

martes, 24 de septiembre de 2013

Condenados por ser fiesteros


Así como disfruto de los amigos que me alegran el alma y hago regocijar mi estómago con un buen lomo argento, también me gusta leer la Biblia porque descubrí que es el mejor y más efectivo bálsamo que nutre, empareja y calma mi espíritu.

Hoy por la mañana, momento de frescura mental en el que planeo el día y tomo un tiempo especial para meditar, leí la parte bíblica que narra aquellos días en los que Jesús anduvo por la tierra, más precisamente el capítulo 15 del libro de Lucas, versículos 1 al 10. Creo que, si lo lees y estás dispuesto a entenderlo, puede llegar a darte una cachetada como me la dio a mí.

Sin preámbulos, Lucas narra que Jesús, (máximo expositor y referente de cómo tener una vida correctamente vivida), se juntaba con personas antirreligiosas y con comportamientos contrarios a todo consejo o mandamiento divino (entre nosotros, eran los que andaban “en cualquiera”), por lo tanto, los que sí eran religiosos hablaban mal de Jesús por recibir y comer con los “pecadores”.

Dándose cuenta de ésto, Jesús, tan atento y sutil como siempre,  les pregunta: “¿Quién  de ustedes teniendo cien ovejas, si pierde una, no deja a las noventa y nueve y va tras la que se perdió hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos diciendo: Alégrense conmigo porque he encontrado la oveja que se había perdido. Les digo que así habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.”

La cachetada va directa a la mejilla de la seguridad cristiana de la que muchos, mal que nos pese, padecemos. Y si no, me pregunto y te pregunto, ¿cuándo fue la última vez que nos sentamos a conversar con alguien que tomó una mala decisión y está sufriendo las consecuencias?

Claro, entiendo… Es que el fracaso no hace amigos. No queremos ser juzgados por charlar con la chica que quedó embarazada, ¡mucho menos con aquella que abortó! A los amigos que tienen algún vicio los recibimos de la puerta para adentro mientras salimos a tomar café o helados con aquellos que real o aparentemente están bien, entre muchos ejemplos más.

Afortunadamente, ante cada reto, tenemos la posibilidad de elegir y reubicarnos... no sé dónde preferís estar vos pero yo (aunque sea más incómodo) elijo empezar a estar cerca de los que necesitan un hombro, un oído o un pañuelo y ser culpable de que el cielo se llene de fiesta.


¡Te invito a que vos también aceptes el desafío de ser el o la mejor organizador/a de fiestas del planeta Tierra! ; )

martes, 13 de agosto de 2013

...así de mucho

obra de Liniers

miércoles, 7 de agosto de 2013

Trueque de Amor





La mayoría de las veces, cuando la primavera está cerca, me empieza a brotar el corazón. 
En mi cabeza, volvieron a hacer nido los poemas de amor... aunque siguen sin destinatario, la parte buena es que la ilusión  regresó.
 Así es que acaban de salir unas lineas a las que titulé "Trueque de Amor":






No me importa si tu brazo no me rodea al caminar
pero, por favor, no me sueltes al dormir.

Si en el día no tienes tiempo, lo entiendo, 
pero que nunca nos falte el "good night kiss".

Si me corto el pelo y no lo notas, me tiene sin cuidado,
pero, ante cualquier situación, no dejes de hablarme con cariño, nunca.

En las peleas, hagamos la paz. 
Discutir si, violentar jamás.

Te pagaré con amor y caricias, 
las que quieras, cuando quieras.

Por siempre y para siempre.
Seas quien seas, estés donde estés. 

miércoles, 10 de julio de 2013

Manifiesto del escritor (o cómo llegar a ser un buen guionista)

La historia que queremos contar nos debe suscitar amor, hemos de creer que la visión que se tiene sólo se puede expresar a través de una historia donde los personajes pueden ser más "reales" que la propia gente, que ese mundo ficticio es más profundo que el verdadero. También hay que amar lo dramático, sentir una fascinación por las sorpresas y revelaciones repentinas que producen cambios abismales en la vida. Hay que amar la verdad; se debe cuestionar cada verdad de la vida hasta alcanzar los propios motivos ocultos. Se debe amar la humanidad, estar dispuesto a simpatizar con las almas que sufren, a meterse en la piel de los demás y ver el mundo a través de sus ojos. Es preciso amar las sensaciones, es decir, tener el deseo no sólo los sentidos físicos sino también los internos. Hay que amar los sueños, el placer de dejarse llevar tranquilamente por la imaginación con el único objetivo de ver hasta dónde nos lleva, y dejarse fascinar por el humor y alegrarse por esa gracia salvadora que nos devuelve el equilibrio en la vida.  Es necesario, además, sentir el lenguaje, deleitarse en el sonido y en el significado, en la sintaxis y en la semántica. Hay que percibir la dualidad, las contradicciones ocultas de la vida, sospechar de forma sana que las cosas no son lo que parecen. Se debe aspirar a la perfección, sentir la pasión de escribir y revisar en busca del momento perfecto. Buscar lo singular, sentir la emoción de la audacia y presentar un rostro de pétrea calma ante el ridículo. Perseguir la belleza, tener un sentido innato que atesore lo bien escrito, odie la mala redacción y conozca la diferencia. Se debe amar el "yo", una fortaleza que no necesita un refuerzo constante, que nunca duda de su condición de escritor. Se debe sentir intensamente la escritura y soportar la soledad.

El Guión, Robert McKee

miércoles, 19 de junio de 2013

Parece que alguien tuvo un final feliz


De repente y sin querer me topé con un poema escrito por el poeta y prosista mexicano Amado Nervo (1870-1919). El poema que me cautivó se titula "En Paz", fue publicado en 1917 como parte de un compilado llamado "Elevación". 
¿Por qué lo comparto? Porque me gusta cómo les corre la pluma a los poetas cuando están cerca del ocaso, me gusta cuando aprecian la vida por lo que les dio y también por lo que les quitó; teniendo el coraje de verse responsables de haber recibido en base a lo que primero sembraron. ¡Qué lo disfruten!




En Paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, 
porque nunca me diste ni esperanza fallida, 
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

Porque veo al final de mi rudo camino 
que yo fui el arquitecto de mi propio destino; 
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, 
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: 
cuando planté rosales coseché siempre rosas. 

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: 
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas; 
mas no me prometiste tan sólo noches buenas; 
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. 
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

miércoles, 12 de junio de 2013

Te invito a leer "Mi Planta de Naranja-Lima"

"Mi Planta de Naranja-Lima" fue el primer libro que leí cuando era niña. No sé por qué estaba en mi casa porque nadie más lo leyó: desde ese entonces, cada vez que me choco con un buen libro, creo en el destino y alejo cualquier posibilidad de que ese encuentro se haya dado "de casualidad". 

No estoy de acuerdo con la piratería de libros mientras sus autores pisan tierra, pero una vez que sus cuerpos mueren, amo la idea de dejar volar las obras que los hacen inmortales y es por eso que comparto esta novela aquí, en mi rincón literario. 

Espero les guste esta obra escrita por el brasilero José Mauro Vasconcelos la cual por momentos los sorprenderá a carcajadas y, en otros, les hará estremecer el corazón.

viernes, 26 de abril de 2013

Sexo: acto sagrado


"Tengo 71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco (México), y vivo en la montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero tengo miles con los que he podido aprender el amor sin apego. 
Nuestro origen es la Madre Tierra y el Padre Sol. He venido a la Fira de la Terra para recordarles lo que hay dentro de cada uno.’

-¿Cuál es la misión de la mujer?

-Enseñar al hombre a amar. Cuando aprendan, tendrán otra manera de comportarse con la mujer y con la madre tierra. Debemos ver nuestro cuerpo como sagrado y saber que el sexo es un acto sagrado, esa es la manera de que sea dulce y nos llene de sentido. La vida llega a través de ese acto de amor. Si banalizas eso, ¿qué te queda? Devolverle el poder sagrado a la sexualidad cambia nuestra actitud ante la vida. 
Cuando la mente se une al corazón todo es posible. 
Yo quiero decirle algo a todo el mundo…"

La Abuela Margarita, guardiana de la sabiduría maya.
 


jueves, 25 de abril de 2013

No Rima Pero Alivia

Está prohibido dejar que se te escape el tiempo volando
Está prohibido despertar al amor y dejarlo velar
Y si fuera tan fácil prohibir te prohibiría a vos para mí
que me has dejado esperando.

Tan cruel fue el adiós que ni tal hubo
Cobarde saludo en medio de una canción que ahora me persigue.

Me turba tu ausencia que se presenta de vez en cuando.

Fue tu error haber aparecido, el mio fue haberte creído. 
Amontonaste mentiras a la orilla de la cama y ahora me pinchan los pies al despertar.

Aún te respiro, con especial intensidad en las noches de luna llena.

Y el sólo recordarte me hace estremecer.
No sé con certeza si es por lo vivido o por descubrir que 

Sos, fuiste o serás mi mejor fantasma conocido. 

(Escrito hace dos años en mi mejor desamor)

Y si querés le sumamos Zamba para Olvidar(te) 

miércoles, 24 de abril de 2013

"Vivir viajando, vivir en dos ruedas"


 El protagonista de esta historia pertenece a ese grupo de personas a los que el coraje y la aventura los atrapó antes que al resto. De características pasivas pero de corazón aventurero, él es Andrés Fluxa, un santafesino oriundo de Cañada de Gómez, quien por estos días recorre la Argentina en bicicleta.


Un día común llegó a mis oídos el comentario de que en las mendocinas tierras de General Alvear se encontraba un “loco” que venía de Ushuaia y se dirigía a La Quiaca, en bicicleta. Los invito a conocer a Andrés Fluxa y también los cómo, por qué y para qué de su gran travesía.

El cielo estaba nublado, había llovido y estaba frío  un día que se propiciaba ideal para inaugurar la temporada invernal encendiendo la estufa a leña, preparar el mate y amasar torta fritas (la ética periodística me obliga a confesar que no amasé pero sí compré una docena en la panadería de la esquina).

Junto a Sofía, una linda amiga que propició el contacto, recibimos a Andrés, un alto, morocho y buen mozo joven oriundo de Cañada de Gómez, Santa Fe quien en su paso por Mendoza fue detenido por la lluvia en la tierra alvearense de sus buenos amigos, los hermanos Redondo.

Andres, la tarde que salimos a "fotear" por calle 19, de Bowen (Gral. Alvear, Mendoza) (Foto: Maggie Ojcius)
Los mates comenzaron su ronda, así mismo la conversación:

“¿Por qué estoy haciendo este viaje?”, repite mientras piensa y luego sigue, “es algo que tenía ganas de hacer hace mucho tiempo y lo estoy haciendo medio tarde, tengo 31 años pero también creo que podría no haberlo hecho nunca. (Sonríe y en su rostro se dibujan gestos que denotan una sensación de alivio). 

“¿Cómo era tu situación de vida antes de empezar a pedalear?”, indago. “Era estable pero digamos que no era completamente feliz, sentía que necesitaba algo más y que debía ir por ello. La felicidad es un estado interior y discontinuo, por ende, uno tiene que luchar para mantenerlo o conseguirlo así que, para que se entienda mejor, ésto que estoy haciendo no es un viaje que empieza tal día y finaliza tal otro sino que lo tomo como un estilo de vida y con el cumplimiento de un sueño que tengo desde hace un tiempo.”

¿Hace cuánto?

“Cinco o seis años, no recuerdo con exactitud, lo que sí recuerdo bien es que este deseo nació luego de haber leído una nota de diario que contaba la historia de un mendocino que había cruzado África de norte a sur y de este a oeste en trece meses, con un presupuesto de tres euros por día. Esa nota  me marcó a fuego, ahí comenzó a perseguirme una necesidad interna de hacer algo así. No lo había pensado antes pero creo que ahí nació mi sueño." (La nota se encuentra en: www.lanacion.com.ar/1095585-un-mendocino-unio-16-paises-de-africa-en-bicicleta)

¿Basas tu vida en una filosofía particular?

“No sé si es una filosofía pero es la forma en la que elijo vivir ahora y que es contraria a lo que se nos inculca de planificar u organizar nuestras vidas, cuestión que muchas veces nos juega en contra porque dejamos de vivir el presente. Trabajamos para ahorrar, ahorramos para vivir bien en el futuro, para construir, tener un auto, para la jubilación, para las vacaciones que, encima, terminan siendo vacaciones que duran muy poco y te llevan mucha plata”, dice con su tono santafesino fácilmente confundible con el porteño.

Andrés hace un paréntesis para reforzar su teoría detallando el presupuesto de su viaje: en principio calcula gastar, (o invertir), $8.000 con un promedio de $50 por día. “Es lo básico que se gasta cualquier persona que va a pasar dos semanas a Mar del Plata”

“Yo reivindico y defiendo vivir en el presente y no lo veo como una irresponsabilidad, mi prioridad es sentirme bien ahora y eso me lo permite viajar, conocer gente, historias y  diferencias culturales como con los tantos extranjeros que me cruzo por el camino”, insiste.

Entre tema y tema, entre mate y mate, llegamos al comienzo de su viaje: “Salí de Cañada de Gómez en diciembre, mis amigos alvearenses, los hermanos Redondo, fueron a buscar un carro que habían dejado allá luego de trabajar en una construcción y me trajeron hasta Alvear.  Luego fuimos a pescar al sur y en El Bolsón conocí a un camionero chileno quien me llevó hasta Río Gallegos. Ahí creo que empezó el viaje, la aventura real, sin comodidades como vehículo y hospedaje que había tenido hasta ese momento gracias a mis amigos.”
"La Bici" (Foto: Andrés Fluxa)
Para continuar la historia deben saber que ya el año 2013 transitaba su primera quincena de días, para esa época Andrés pasó su primera noche rebuscada “tal como lo había planeado”. “Había destinado mi presupuesto solamente  a la comida, por ende, debía conseguir lugar donde hospedarme o desarmar bártulos y armar su carpa en el terreno que mejores condiciones ofrezca.”

“En Río Gallegos hice dedo con la intención de dirigirme a Ushuaia, tenía la bici embalada y no quería desarmarla hasta no estar allí. Como me había ahorrado un buen dinero gracias al camionero chileno, decidí llegar a Ushuaia en colectivo. Cuando le dije a Jano, el playero de la YPF quien me había dado lugar, café y tortitas allí, que me iba él me preguntó cuánto costaba el pasaje y me regaló $200 para cubrir la mitad.”

Andrés se detiene un instante, luego vuelve a hablar y da la sensación de que se está auto respondiendo una pregunta que acaba de pasar por su mente: “Al parecer, el estar pedaleando tanto tiempo conmueve a la gente y por eso voy encontrando promotores de mi viaje en cada lugar que paso. Obviamente que no todo el mundo te regala plata pero siempre hay al menos algo calentito para compartir y para mí eso es  muy importante y me da aliento.”

“Suena muy lindo el tema de andar, de ver todo tipo de paisajes y de vivir esta aventura pero es un viaje que cuesta, no son meras vacaciones, implica un sacrificio y hay momentos en los que se llega a sufrir. La primera etapa, sobretodo, no fue fácil. Cuando empecé me di cuenta de que mi entrenamiento no era el ideal, imagínate que venía acostumbrado a andar en mi zona que es pura planicie a pedalear 110 kilómetros el primer día desde Ushuaia a Tolhuin en un terreno muy duro y con viento en contra. Fue arrancar mal, con crisis y cuestionamientos a mí mismo sobre qué era lo que estaba haciendo.”

¿Con qué sufriste?

“Días feos, en los que el tiempo no está agradable o estás cansado o hasta cuando te sentís mal por estar solo, pero lo que digo es que el dolor no es tristeza, es una circunstancia porque internamente me sigo sintiendo bien. Es un aprendizaje de que es algo natural que hay que esperar que pase. Los primeros días me enojaba y puteaba al viento hasta que me di cuenta que perdía energía y era una circunstancia a superar.”

¿Tuviste miedo?

“Mi principal miedo aparecía al pensar en la posibilidad de no encontrar ese estado de bienestar que me había propuesto y que no sentía en los primeros días. En un momento pensé en abandonar pero ese estado apareció y hoy por hoy decir que hago el trayecto “Ushuaia-La Quiaca” es un mero título porque afortunadamente puedo disfrutar cada día sin estar condicionado por el tiempo en el que tengo que llegar a mi destino.”

 “A esta altura del viaje digo que si puedo hacer Argentina también podré hacer Latinoamérica, Europa y, algún día, completar todos los continentes, aunque la idea de África me da un poco de miedo y lo recorrería en compañía de alguien más. Pero ahora, en este que es mi presente, me siento contento de estar haciendo esto y a todos los que puedo les incentivo a que se puede vivir viajando si uno aprende a resignar comodidades y soportar los momentos difíciles.”

Andrés no solo cuenta con la compañía de su bicicleta, también lleva dos excelentes compilados de música de esa que invita a viajar. Dos carpetas, 0,97GB, música clásica, en francés, italiano e inglés que, sin ningún rasgo de egoísmo, permitió descargar en mi computadora y hoy, mientras escribo, puedo escuchar imaginando las incontables veces que habrá sonado cada canción.

¿Qué dijo la gente de tu entorno?

“Algunos me incentivaron y otros pronosticaron que  a los 15 días iba a estar de vuelta. Con mi familia y amigos sigo en contacto por teléfono y a través de Facebook.”
Escuchar la voz interior tiene sus riesgos porque tenés que dejar cosas y afectos. En mi caso dejé mi trabajo como profesor de historia, comodidades materiales, familia y amigos que extraño pero sentí que era más fuerte la pulsión que sentía dentro.

A. Fluxa y otros locos aventureros, los de Rutas Salvajes! (www.rutassalvajes.blogspot.com.ar). Cruzados en el camino! (Foto: Andrés Fluxa)
¿Qué bici tenés?

Una común con cambios, no entiendo mucho de bicis (se ríe).

Con esa “bici común” el protagonista de este viaje se produjo recorrer un promedio de 70 kilómetros diarios con un presupuesto de $50 por día y una dieta rica en cereales, lácteos, frutas, carbohidratos, proteínas y agua, mucha agua. 

Sofia, Deborah, Lucho, la que les escribe y Andrés! (Foto: Maggie Ojcius)
La charla continuó por horas así como el viaje de Andrés.  En quienes tuvimos la grata oportunidad de conocerlo quedó latente la invitación de aventurarnos a seguir nuestros sueños porque, tal como dijo Andrés, nos van encausando y alejando de la frustración.”

22/04/2013: a pocos días de llegar a La Quiaca, exhausto por la altura. (Foto: Andrés Fluxa)
Mientras cargo este escrito al blog reviso el muro de Andrés quien hace pocas horas y estando muy cerca de su destino publicó algo que comparto considerando que es la manera más adecuada de finalizar esta nota: “Un día sentirás que debes hacer algo. Algunos te dirán que estás loco, que no lo lograrás, pero tú continúa. Tendrás que superar miedos y dejar atrás comodidades. Pero tú continúa. Los primeros días serán difíciles, muy difíciles. Sentirás dolor. Sufrirás. Pensarás que te equivocaste. Dudarás. Pero tú continúa. El viento en contra te tumbará. El ripio y las subidas te agotarán. Pero tú continúa. Un día, cuando hayas insistido lo suficiente, verás que es posible. Y cuando veas que estás muy cerca, llorarás de felicidad. Sea cual sea tu sueño, cúmplelo. Abra Pampa, 24 de abril. La Quiaca, 79 kilómetros…”

@MaggieOjcius 
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