El protagonista de esta historia pertenece a ese grupo de personas
a los que el coraje y la aventura los atrapó antes que al resto. De
características pasivas pero de corazón aventurero, él es Andrés Fluxa, un
santafesino oriundo de Cañada de Gómez, quien por estos días recorre la Argentina
en bicicleta.
Un día común llegó a mis oídos el
comentario de que en las mendocinas tierras de General Alvear se encontraba un
“loco” que venía de Ushuaia y se dirigía a La Quiaca, en bicicleta. Los invito
a conocer a Andrés Fluxa y también los cómo, por qué y para qué de su gran
travesía.
El cielo estaba nublado, había
llovido y estaba frío un día que se propiciaba ideal para inaugurar la
temporada invernal encendiendo la estufa a leña, preparar el mate y amasar
torta fritas (la ética periodística me obliga a confesar que no amasé pero sí compré una docena en la panadería de la esquina).
Junto a Sofía, una linda amiga
que propició el contacto, recibimos a Andrés, un alto, morocho y buen mozo
joven oriundo de Cañada de Gómez, Santa Fe quien en su paso por Mendoza fue
detenido por la lluvia en la tierra alvearense de sus buenos amigos, los
hermanos Redondo.
|
Andres, la tarde que salimos a "fotear" por calle 19, de Bowen (Gral. Alvear, Mendoza) (Foto: Maggie Ojcius) |
Los mates comenzaron su ronda,
así mismo la conversación:
“¿Por qué estoy haciendo este
viaje?”, repite mientras piensa y luego sigue, “es algo que tenía ganas de hacer hace mucho
tiempo y lo estoy haciendo medio tarde, tengo 31 años pero también creo que
podría no haberlo hecho nunca. (Sonríe y en su rostro se dibujan gestos que
denotan una sensación de alivio).
“¿Cómo era tu situación de vida
antes de empezar a pedalear?”, indago. “Era estable pero digamos que no era
completamente feliz, sentía que necesitaba algo más y que debía ir por ello. La
felicidad es un estado interior y discontinuo, por ende, uno tiene que luchar
para mantenerlo o conseguirlo así que, para que se entienda mejor, ésto que
estoy haciendo no es un viaje que empieza tal día y finaliza tal otro sino que
lo tomo como un estilo de vida y con el cumplimiento de un sueño que tengo
desde hace un tiempo.”
¿Hace cuánto?
“Cinco o seis años, no recuerdo
con exactitud, lo que sí recuerdo bien es que este deseo nació luego de haber
leído una nota de diario que contaba la historia de un mendocino que había
cruzado África de norte a sur y de este a oeste en trece meses, con un
presupuesto de tres euros por día. Esa nota
me marcó a fuego, ahí comenzó a perseguirme una necesidad interna de
hacer algo así. No lo había pensado antes pero creo que ahí nació mi sueño." (La nota se encuentra en:
www.lanacion.com.ar/1095585-un-mendocino-unio-16-paises-de-africa-en-bicicleta)
¿Basas tu vida en una filosofía
particular?
“No sé si es una filosofía pero
es la forma en la que elijo vivir ahora y que es contraria a lo que se nos
inculca de planificar u organizar nuestras vidas, cuestión que muchas veces nos
juega en contra porque dejamos de vivir el presente. Trabajamos para ahorrar,
ahorramos para vivir bien en el futuro, para construir, tener un auto, para la
jubilación, para las vacaciones que, encima, terminan siendo vacaciones que
duran muy poco y te llevan mucha plata”, dice con su tono santafesino
fácilmente confundible con el porteño.
Andrés hace un paréntesis para
reforzar su teoría detallando el presupuesto de su viaje: en principio calcula
gastar, (o invertir), $8.000 con un promedio de $50 por día. “Es lo básico que
se gasta cualquier persona que va a pasar dos semanas a Mar del Plata”
“Yo reivindico y defiendo vivir
en el presente y no lo veo como una irresponsabilidad, mi prioridad es sentirme
bien ahora y eso me lo permite viajar, conocer gente, historias y diferencias culturales como con los tantos
extranjeros que me cruzo por el camino”, insiste.
Entre tema y tema, entre mate y
mate, llegamos al comienzo de su viaje: “Salí de Cañada de Gómez en diciembre, mis
amigos alvearenses, los hermanos Redondo, fueron a buscar un carro que habían
dejado allá luego de trabajar en una construcción y me trajeron hasta
Alvear. Luego fuimos a pescar al sur y
en El Bolsón conocí a un camionero chileno quien me llevó hasta Río Gallegos.
Ahí creo que empezó el viaje, la aventura real, sin comodidades como vehículo y
hospedaje que había tenido hasta ese momento gracias a mis amigos.”
|
"La Bici" (Foto: Andrés Fluxa) |
Para continuar la historia deben
saber que ya el año 2013 transitaba su primera quincena de días, para esa época
Andrés pasó su primera noche rebuscada “tal como lo había planeado”. “Había
destinado mi presupuesto solamente a la
comida, por ende, debía conseguir lugar donde hospedarme o desarmar bártulos y
armar su carpa en el terreno que mejores condiciones ofrezca.”
“En Río Gallegos hice dedo con la
intención de dirigirme a Ushuaia, tenía la bici embalada y no quería desarmarla
hasta no estar allí. Como me había ahorrado un buen dinero gracias al camionero
chileno, decidí llegar a Ushuaia en colectivo. Cuando le dije a Jano, el
playero de la YPF quien me había dado lugar, café y tortitas allí, que me iba
él me preguntó cuánto costaba el pasaje y me regaló $200 para cubrir la mitad.”
Andrés se detiene un instante,
luego vuelve a hablar y da la sensación de que se está auto respondiendo una
pregunta que acaba de pasar por su mente: “Al parecer, el estar pedaleando
tanto tiempo conmueve a la gente y por eso voy encontrando promotores de mi
viaje en cada lugar que paso. Obviamente que no todo el mundo te regala plata
pero siempre hay al menos algo calentito para compartir y para mí eso es muy importante y me da aliento.”
“Suena muy lindo el tema de
andar, de ver todo tipo de paisajes y de vivir esta aventura pero es un viaje
que cuesta, no son meras vacaciones, implica un sacrificio y hay momentos en
los que se llega a sufrir. La primera etapa, sobretodo, no fue fácil. Cuando
empecé me di cuenta de que mi entrenamiento no era el ideal, imagínate que
venía acostumbrado a andar en mi zona que es pura planicie a pedalear 110
kilómetros el primer día desde Ushuaia a Tolhuin en un terreno muy duro y con
viento en contra. Fue arrancar mal, con crisis y cuestionamientos a mí mismo
sobre qué era lo que estaba haciendo.”
¿Con qué sufriste?
“Días feos, en los que el tiempo
no está agradable o estás cansado o hasta cuando te sentís mal por estar solo,
pero lo que digo es que el dolor no es tristeza, es una circunstancia porque
internamente me sigo sintiendo bien. Es un aprendizaje de que es algo natural
que hay que esperar que pase. Los primeros días me enojaba y puteaba al viento
hasta que me di cuenta que perdía energía y era una circunstancia a superar.”
¿Tuviste miedo?
“Mi principal miedo aparecía al
pensar en la posibilidad de no encontrar ese estado de bienestar que me había
propuesto y que no sentía en los primeros días. En un momento pensé en
abandonar pero ese estado apareció y hoy por hoy decir que hago el trayecto
“Ushuaia-La Quiaca” es un mero título porque afortunadamente puedo disfrutar
cada día sin estar condicionado por el tiempo en el que tengo que llegar a mi
destino.”
“A esta altura del viaje digo que si puedo
hacer Argentina también podré hacer Latinoamérica, Europa y, algún día,
completar todos los continentes, aunque la idea de África me da un poco de
miedo y lo recorrería en compañía de alguien más. Pero ahora, en este que es mi
presente, me siento contento de estar haciendo esto y a todos los que puedo les
incentivo a que se puede vivir viajando si uno aprende a resignar comodidades y
soportar los momentos difíciles.”
Andrés no solo cuenta con la compañía
de su bicicleta, también lleva dos excelentes compilados de música de esa que
invita a viajar. Dos carpetas, 0,97GB, música clásica, en francés, italiano e
inglés que, sin ningún rasgo de egoísmo, permitió descargar en mi computadora y
hoy, mientras escribo, puedo escuchar imaginando las incontables veces que habrá
sonado cada canción.
¿Qué dijo la gente de tu entorno?
“Algunos me incentivaron y otros
pronosticaron que a los 15 días iba a
estar de vuelta. Con mi familia y amigos sigo en contacto por teléfono y a
través de Facebook.”
Escuchar la voz interior tiene
sus riesgos porque tenés que dejar cosas y afectos. En mi caso dejé mi trabajo
como profesor de historia, comodidades materiales, familia y amigos que extraño
pero sentí que era más fuerte la pulsión que sentía dentro.
¿Qué bici tenés?
Una común con cambios, no
entiendo mucho de bicis (se ríe).
Con esa “bici común” el
protagonista de este viaje se produjo recorrer un promedio de 70 kilómetros diarios con
un presupuesto de $50 por día y una dieta rica en cereales, lácteos, frutas,
carbohidratos, proteínas y agua, mucha agua.
|
Sofia, Deborah, Lucho, la que les escribe y Andrés! (Foto: Maggie Ojcius) |
La charla continuó por horas así
como el viaje de Andrés. En quienes
tuvimos la grata oportunidad de conocerlo quedó latente la invitación de
aventurarnos a seguir nuestros sueños porque, tal como dijo Andrés, nos van
encausando y alejando de la frustración.”
|
22/04/2013: a pocos días de llegar a La Quiaca, exhausto por la altura. (Foto: Andrés Fluxa) |
Mientras cargo este escrito al
blog reviso el muro de Andrés quien hace pocas horas y estando muy cerca de su
destino publicó algo que comparto considerando que es la manera más adecuada de
finalizar esta nota: “Un día sentirás que debes hacer algo. Algunos te dirán
que estás loco, que no lo lograrás, pero tú continúa. Tendrás que superar
miedos y dejar atrás comodidades. Pero tú continúa. Los primeros días serán
difíciles, muy difíciles. Sentirás dolor. Sufrirás. Pensarás que te
equivocaste. Dudarás. Pero tú continúa. El viento en contra te tumbará. El
ripio y las subidas te agotarán. Pero tú continúa. Un día, cuando hayas
insistido lo suficiente, verás que es posible. Y cuando veas que estás muy
cerca, llorarás de felicidad. Sea cual sea tu sueño, cúmplelo. Abra Pampa, 24
de abril. La Quiaca, 79 kilómetros…”
@MaggieOjcius